Plena de hombría y torería fue la actuación de Uceda Leal en Madrid. Poco más hay que añadir. Tiene que ser durísimo para José Ignacio volver hacia la barrera, tras dar muerte a un toro, y no encontrar a su padre. Siempre fue su apoyo, exigente y compresivo a la vez, aficionado de fuste, gran conocedor del toreo.
Y encima llegó el accidente (como Pedro solía llamar a las cornadas). La sangre de José Ignacio regó el albero venteño, como lagrimones rojos que nos recordaban la triste ausencia de Pedro.
Dios le guarde siempre; los que, por ahora, nos quedamos aquí no podremos olvidar a un amigo, a un gran señor.
Toreros de casta, de raza,que hacen de su vocación arte y pasión son los que necesita la Fiesta. Esperemos ver a Uceda Leal este próximo Agosto en el Bibio
ResponderEliminarJulián Ahijado.